José María de Labra

A Coruña, 1925 - Palma de Mallorca, 1994

José María de Labra durante sus primeros años fue un pintor casi exclusivamente de tema religioso, de línea moderna, esquemática y expresiva; principió en los años cincuenta su obra no figurativa, basada en la geometría, el constructivismo y en la abstracción. El artista coruñés obtuvo numerosos galardones, entre los que destacan la medalla de oro en la I Bienal de Arte Sacro de Salzburgo, el Premio Uruguay en la II Bienal Hispanoamericana de Barcelona, el Premio Imperio en A Coruña o la Pensión Paisaje de la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Labra también fue un destacado escultor y diseñador gráfico.

Cursó estudios de profesor mercantil y de Bellas Artes en la Escuela de San Fernando de Madrid. Compaginó su actividad pictórica con el diseño industrial y la ilustración gráfica. En 1960 participó en la exposición de «Arte normativo» y se integró en el grupo valenciano Parpalló, con el que expuso en sus dos últimas muestras. En los setenta, su trabajo, considerado uno de los más interesantes de la abstracción española, se amplía hacia el diseño industrial y el interiorismo.

Labra mostró su pintura en ciudades como Nueva York, Londres, Múnich, Berlín, Copenhague, Tokio, São Paulo o Buenos Aires.

Sus primeras obras pictóricas se inscriben en una figuración sintética que rápidamente derivará hacia el constructivismo, que marcará toda su trayectoria posterior. Destaca su obra por ser concebida como una labor experimental, articulando el espacio en relación estrecha con el elemento lumínico. Trabaja sus pinturas desde una acentuada geometría, elaborando frecuentemente estructuras en fajas horizontales y verticales, que funcionan como auténticos vallados, vallados de luz y color, construidos en plenitud de ritmos y tensiones espaciales, pero que no quieren ser ni por lo tanto funcionan como límites, sino como entradas a través de las que podemos percibir una apertura, como ventanas que se abren para otro tipo de percepciones y realidades, que nos dirigen hacia otro tipo de miradas, que nos invitan a atisbar nuevos mundos.